Para aliviar el camino de peregrinación a Santiago, los peregrinos cantaban plegarias, himnos y canciones, acompañándose de instrumentos sencillos de la época; y ya dentro de la catedral, con organo, para exteriorizar su alegría.
COMO MUSICÓLOGO, Pedro Echevarría analiza estas canciones de los peregrinos por su valor musical, letra y demás elementos que integran este copioso CANCIONERO JACOBEO, no superado ni estudiado con tanto detalle por otros autores, presentándonos finas reproduciones para ser interpretadas. Copia fielmente las letras de las mismas, con variantes según la época y naturaleza de origen y fín de las mismas, pues las que cantaban por los caminos, tenian ritmo de marcha y enfervorizaban a los romeros.
COMO ETNÓLOGO, Pedro Echevarría recoge leyendas, coplas populares, y otros hechos folklóricos, que ambientan y permiten conocer el significado de las tradiciones del remoto culto a Santiago.